Mar 3, 2016

¡Lo que necesitamos es DIFERENCIAS DE CLASE!

¿Recuerda las ocasiones en las que hablando con otra persona se sintió como un alienígena, como si pese a hablar en la misma lengua, la comprensión resultara difícil? Ahí está la clave. Ni esa persona tenía sintonía con usted, ni usted podía encontrar el camino para la comprensión. Hay un muro invisible, fraguado por ver proyecciones distintas de una misma realidad. Y no sería cuestión de frivolidad contra sinceridad, ni de precisión contra burriquería, ni siquiera de bondad contra maldad, sino de una interacción desfasada, como cuando agua y aceite pueden estar en contacto, pero no se empercute lo uno de lo otro. Ahí es donde aparecen las clases.

Si usted es de una clase, estará cómodo con su semejante. No tendrá que explicar porqués, elaborar justificaciones, ni cualquier otra incomodidad que haga correosa la convivencia. Ustedes están en sintonía, se reconocen, y para qué lo van a negar, se gustan. Porque el gusto es principalmente una cuestión de clase. Aun entre clases diferentes, cuando se da una aproximación esta proviene del anhelo, el anhelo de absorción, de fusión, o incluso de prostitución de la clase de uno o de otro. También de la mutación de clases pueden salir clases diferentes. Eso sí, una clase se mantiene como tal mientras tenga entidad propia: elementos diferenciadores que permitan o justifiquen su capacidad de masa crítica. Básicamente, una clase, o categoría, es un elemento clasificador: más una razón práctica que no una universalidad.

Una vez usted sea consciente de su clase, vaya buscando y sintonizando a sus semejantes, tendrá más problemas para sintonizar con el resto. Estará en una vía de confort, facilidad, y tranquilidad. Llegado a ese punto, no le molestarán otras clases, sino que las verá como realidades diferentes a la suya, ni siquiera peores, simplemente, enfocadas de otra manera, equivocada, por supuesto, porque la correcta es la suya, de usted.

Y por favor, no intente buscar puntos en común con personas de otra clase simplemente por bondad. Perderá el tiempo. Recibirá lo que recibe quien ayuda a alguien que toma la ayuda como una humillación. Verá el error, y volverá al redil de lo que le reconforta. Al redil de su clase.

Para quien no esté puesto con categorización contrapuesta, tras leer los párrafos anteriores, engarzados de esa manera a conciencia, para hacerle a usted saltar sus prejuicios, quisiera poner algunos ejemplos. Un caso de clases contrapuestas sería el caso de teléfonos de un sistema u otro, equipos de fútbol, o cualquier otra cosa que permita la categorización. Ahora que lo tiene claro, disfrute de cada clase, que el tiempo se escapa, y no hay tiempo que perder, porque perder el tiempo es de pobres.

R. Gaab

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