Feb 27, 2016

El que necessitem és IMBECIL·LITAT!

Sí, escolta bé. Al cap i a la fi, ¿què treu vostè intentant ser excessivament lúcid? Serà odiat o temut pels que li envolten, i només val per emmascarar els seus propis complexos d'inferioritat. Ni tan sols serveix disfressar la lucidesa de vehemència, donat que tret per captar acòlits, en gran part serà identificada com arrogància o fanfarroneria, fins i tot.

Amb la imbecil·litat passa com amb el colesterol, hi ha "bona", ​​i "dolenta". Per exemple, la imbecil·litat que el porta a un a repetir el mateix error fins a la sacietat, malgrat saber que alguna cosa no funcionarà, bàsicament per orgull, per no reconèixer que feia molt de temps que feia l'imbècil en algun tema sense profit, o per ignorar les advertències constants de tercers referent a això, aquesta seria imbecil·litat "dolenta". I.e. "dolenta", no en el sentit moral, sinó en el sentit pràctic, sinònim d'alguna cosa no beneficiós ni per un, ni per als altres. Ara bé, també hi ha altres casos d'imbecil·litat que són molt pràctics: des de la imbecil·litat socràtica, a mig camí entre vacil·lar i la ignorància genuïna del qui és conscient d'això després de molta experiència, fins al simple fondre de ploms d'alguna cosa que no li quadra, i sense adonar-se el cervell l'hi amaga a un mateix, cosa truc il·lusionista, per evitar patiment. Vaja, que es pot ser un imbècil des del sentit pràctic i beneficiós.

Posats a ser virtuosos en imbecil·litat, un podria fins i tot posar-se metes. La imbecil·litat com a protecció, com a arma pesant definitiva, i fins i tot, com a eina pedagògica. ¿S'ha parat a pensar que els professors més eficaços són els més pesats? Per a què li serveix a vostè un professor que sembli molt llest, si no li serveix per aprendre? Doncs aquí tenim l'oportunitat per l'imbècil. Recreant-se en lo obvi, picant una vegada i una altra, fins a la nàusea o que la pressió ocular dels subjectes en qüestió arribi a límits insalubres. L'alumne, primer pel seu estat d'estupefacció, i per la necessitat d'haver de demostrar al professor que ja ho ha entès, perquè canviï de tema com més aviat, és la victòria definitiva per a casos de trastorns d'atenció, adormiment general d'individus que exerceixen com a carn de canó per la vida. Bàsicament, es podria generalitzar com l'acte de combatre la imbecil·litat "dolenta" amb la "bona", anàleg a l'electromagnetisme. De manera que l'imbècil que aconsegueix treure de la seva imbecil·litat "dolenta" a un altre subjecte, haurà fet un favor a la Humanitat.

Per l'anterior, una altra vegada que vostè vegi a un imbècil, dubti si realment és un imbècil ortogonal, o si és un imbècil dels bons. En aquest cas, dirigiu-vos amb educació, i expliqui que també exerceix la imbecil·litat, de manera conscient, i que és un honor per a vostè que puguin arribar al reconeixement mutu.

R. Gaab

Feb 26, 2016

¡Lo que necesitamos es IMBECILIDAD!

Como oye. Al fin y al cabo, ¿qué gana usted intentando ser excesivamente lúcido? Será odiado o temido por quienes le rodean, y sólo sirve para enmascarar sus propios complejos de inferioridad. Ni siquiera sirve disfrazar la lucidez de vehemencia, pues salvo para captar acólitos, en gran parte será identificada como arrogancia o chulería, incluso.

Con la imbecilidad pasa como con el colesterol, esto es, hay "buena" y "mala". Por ejemplo, la imbecilidad que le lleva a uno a repetir el mismo error hasta la saciedad, pese a saber que algo no va a funcionar, básicamente por orgullo, por no reconocer que uno llevaba mucho tiempo haciendo el imbécil en algún tema sin provecho, o por ignorar las advertencias constantes de terceros al respecto, esa sería imbecilidad "mala". I.e. "mala", no en el sentido moral, sino en el sentido práctico, sinónimo de algo no beneficioso ni para uno, ni para los demás. Ahora bien, también hay otros casos de imbecilidad que son muy prácticos: desde la imbecilidad socrática, a medio camino entre el vacile  y el sentir genuino de ignorancia del que es consciente de ello tras mucha experiencia, hasta el simple fundimiento de plomos de algo que no le cuadra, y sin darse cuenta el propio cerebro se lo esconde a uno, cual truco ilusionista, para evitar sufrimiento. Vamos, que se puede ser un imbécil desde lo práctico y beneficioso.

Puestos a ser virtuosos en imbecilidad, uno podría incluso ponerse metas. La imbecilidad como protección, como arma cansina definitiva, e incluso, como herramienta pedagógica. ¿Se ha parado a pensar que los profesores más eficaces son los más cansinos? ¿Para qué le sirve a usted un profesor que parezca muy listo, si no le sirve para aprender? Pues ahí está la oportunidad para el imbécil. Recreándose en lo obvio, machacando una y otra vez, hasta la naúsea o que la presión ocular de los sujetos en cuestión llegue a límites insalubres. El alumno, primero por su estado de estupefacción, y por la necesidad de tener que demostrar al profesor que ya lo ha entendido, para que cambie de tema cuanto antes, es la victoria definitiva para casos de transtornos de atención, atontamiento general de individuos que ejercen como carne de cañón por la vida. Básicamente, se podría generalizar como el acto de combatir la imbecilidad "mala" con la "buena", análogo al electromagnetismo. De manera que el imbécil que consigue sacar de su imbecilidad "mala" a otro sujeto, habrá hecho un favor a la Humanidad.

Por lo anterior, la próxima vez usted vea a un imbécil, dude entre si realmente es un imbécil ortogonal, o si es un imbécil de los buenos. En tal caso, diríjase con educación, y cuéntele que usted también ejerce la imbecilidad, de manera consciente, y que es un honor para usted que puedan llegar al reconocimiento mútuo.

R. Gaab

Feb 5, 2016

¡Lo que necesitamos es HOMEOPATÍA!

La Humanidad, como conjunto de individuos que interactúan, desde grupos aislados, hasta el caso de sociedades avanzadas interconectadas, dispone de multitud de conocimientos que le permiten prosperar. Uno de los pilares de la prosperidad de los individuos es el cuidado salud, tanto para prolongar la existencia, como para que esta sea lo más confortable posible. Afortunadamente, para un mismo fin existe mucha información, tanta que para un mismo problema podemos encontrar múltiples soluciones, tantas, que incluso se dan casos de controversia, pese a contar con millones de usuarios de técnicas usadas a nivel mundial. Una de esas técnicas es la homeopatía, que es de lo que se ocupa este artículo.

¿Funciona la homeopatía? ¿Tiene fundamento científico? ¿Está demostrada? ¿Es falseable? Estas son las principales preguntas que uno se puede hacer, pensando en si testimonios escuchados tipo "a mí me funciona", "tras tomarlo mejoró mucho", y similares, pudieran corresponderse a falacias post hoc ergo propter hoc, o incluso a una falacia de autoridad ("un médico titulado me lo recomendó, y por lo tanto, no puede ser un timo"). También se puede preguntar si la efectividad se debe a un efecto placebo, i.e. mejoría por sugestión. Una vez se ha hecho esas preguntas, ya sea un escéptico radical, o un usuario habitual de la homeopatía, espero que sea motivo para poder conectar con usted en el plano pragmático.

Yendo por partes, ¿Importa que la homeopatía no tenga fundamento científico, que no esté demostrada, que no sea falseable, que se su efectividad se base en la sugestión, o incluso en la combinación con otros elementos? Salvo que se trate de sustancias nocivas, precios desorbitados, o estafas organizadas, la respuesta ha de ser no. ¿Por qué? Pues, ¿por qué no? Teniendo la garantía de ser un producto que es tan inofensivo como beber agua, o como mucho agua con algún excipiente, siempre será más seguro y limpio que ir a un curandero que efectúe curas de "mal de ojo", "carne cortada", u otros sortilegios que puedan ser susceptibles de ingerir cosas más tóxicas.

Quiero aclarar que los usuarios de terapias que están fuera de lo científicamente validable no son estúpidos. Simplemente, son crédulos. Se trate de homeopatía, medicina holística, medicina tradicional china, sanación mediante transmisión de energía corporal, o cualquier otro grupo de remedios alternativos. De ahí que si usted disfruta de esos servicios, ¡estupendo! Si no, no amargue a quienes están a su alrededor que buscan remedio a sus problemas más allá de lo que la ciencia les puede ofrecer. Al fin y al cabo, es gente que busca más lejos de lo que ningún científico ortodoxo se atrevería a buscar. En última instancia se aplicará la selección natural, pudiendo ser candidatos a los Premios Darwin del año de los hechos, en caso de ser un problema sin solución de manera definitiva, o quizá incluso lleguen a trascender al plano físico, como en la película 2001. En cualquier caso, será para bien.

R. Gaab